A medida que pasaban los minutos, el local se fue llenando de compañeros. Mary, nuestra referente, Julieta, Malena y Manuela estaban organizando los micros y combis. Pensando en cómo nos íbamos a distribuir para que todo se diera de manera organizada. Así se dividieron. Llegó la hora y tuvimos que subirnos al micro. Algunos, los que iban por primera vez a una movilización se los notaba intranquilos, ansiosos hasta nerviosos. Sin embargo, aquellos que teníamos algún que otro acto encima estábamos fervorosos. Queríamos saltar, cantar gritar. Pero todo arriba del micro no se podía. Los más viejos nos decían, guarden ganas porque en la plaza vamos a explotar.
Aunque nos insistían, las ganas de agitar no nos abandonaban. La felicidad de haber ganado una década, de haber conquistado tantos derechos, de ser tantos los que con plena convicción íbamos a bancar al gobierno de Cristina pero también al de Néstor, quien nos devolvió la alegría por militar, por creer en la política, por devolvernos los sueños. Porque, además de ir porque creemos en Cristina, vamos por lo que falta. Recordando, el último primero de mayo, al que los trabajadores de la economía popular se hicieron presente y dijeron “somos lo que falta”. Nunca nos olvidamos de eso y por ese motivo seguimos militando. Al ritmo de “Abran paso, llegó la JP, del Pingüino, de Chávez de Fidel. Te llevamos Eva en el corazón, acá estamos los soldados de Perón”, nos bajamos del micro cantando. Nos amontonamos en la esquina de Avenida Entre Ríos y … , desde allí teníamos que caminar varias cuadras hasta encontrarnos con la gente de Lincoln, Carlos Casares, Los Toldos, Chivilcoy y Junín. Juntos gritábamos: “cómo me gusta el Evita, los pibes y las pibas bancando a Cristina”.
¿Porqué tanto apoyo joven hacia el kirchnerismo? Porque en ésta década logramos la recuperación del debate político. Los jóvenes pudimos volver a la militancia activa. Por el rechazo de las políticas económicas que nos dictaba el FMI, por el rechazo al ALCA de Bush, por reubicarnos en América Latina como región y crear la UNASUR. Por el juicio y el castigo a los genocidas que quisieron callar a las juventudes militantes que soñaban un país más justo. Por abrazar desde el Estado a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Por las paritarias laborales. Por la revolucionaria medida de la Asignación Universal por Hijo, por el crecimiento del PBI. Por el Conectar Igualdad, por las más de mil escuelas nuevas, y las nueve universidades nacionales. Por la nueva ley de Medios. Por el matrimonio igualitario, por la lucha contra la trata de personas. Por repatriar a nuestros científicos. Por recuperar lo que es nuestro: YPF, Aerolíneas Argentinas, Cargas Belgrano. Por estatizar las jubilaciones, impidiendo que un grupo concentrado de poder se lleve la plata de nuestros jubilados. Pero sobre todas las cosas, porque por primera vez desde la vuelta de la democracia, un gobierno nacional defiende los intereses del pueblo trabajador enfrentándose a los grandes grupos económicos. Podría seguir con la extensa lista, pero se haría demasiado largo.
Cerca de las 16hs, al acercarnos al Congreso los nervios aumentaban. Veíamos compañeros de todos lados: Mendoza, Córdoba, Mar del Plata, Perón, entre otros. Todos y todas esperando para escuchar y ver a la Presidenta. Nos llegaban los rumores de compañeros de otras localidades que nunca habían visto tanta gente. Otros, que estaban filmando, nos decían que hacía más de dos horas que estaban en la esquina del Congreso grabando y no dejaban de pasar columnas del Movimiento Evita. Estaban allí los 80.000 compañeros y compañeras que esperábamos encontrarnos. Mientras seguíamos avanzando las horas pasaban y se acercaba el horario previsto para que hablara Ella, nuestra querida Presidenta. Y entre los murmullos, cánticos y bombos, logramos escuchar su voz. Un escalofrío nos recorría el cuerpo. Estábamos a más de diez cuadras de donde se encontraba el escenario. Iba a ser imposible verla. Pero, al menos, podíamos escucharla.
“Que quede claro, éste no es un proyecto económico. Éste es un proyecto político con objetivos económicos, sociales y culturales” acentuó Cristina mientras afirmaba que: “yo no soy eterna” y que ésta era “una década ganada no por un gobierno, sino por el pueblo”. Asimismo, enfatizó que: “es necesario empoderar al pueblo, a la sociedad de estas reformas, de estas conquistas, para que ya nadie más puedas arrebatárselas”.
La plaza estaba repleta. Y no sólo la plaza, sino que cuadras y cuadras más allá de ella. Más de 700 mil militantes, familias, jóvenes, se dieron cita en esta fiesta popular, y aplaudían las palabras de la presidenta que pidió que “los cuarenta millones de argentinos se organicen y comprendan dónde están sus verdaderos intereses, porque si no se organizan, si no participan, si no cuidan lo que es de ustedes van a venir por ustedes otra vez”.
Fue algo histórico política y culturalmente. Ahí estaba el pueblo, el pueblo militante, trabajador, que subió por las políticas inclusivas de los Kirchner en esta época. Ahí no había medidores de rating, no había intereses económicos que tergiversen las palabras y los hechos, no había mediadores mediáticos: era el pueblo y su conductora, cara a cara. Y lo que a muchos los pone tristes, y los llena de odio, a nosotros nos llena de orgullo y amor. Porque de eso se trata esta década ganada, compañeros. Estamos construyendo la Patria que siempre soñamos, que soñaron nuestros compañeros desaparecidos, y está en nuestras manos no aflojar ni un segundo para concretar ese sueño. ¡Hasta la victoria siempre, y vamos por más!
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